Pabellón de Turquía en la Expo

Tras días de vacío bloggero motivado por mi "ocupada" vida, vuelvo. Atrás quedan Würzburg, las visitas a las regiones de Berchtesgadener Land, Bodensee o a las ciudades de Strasbourg, Heidelberg, Bamberg, Nürnberg y Bonn. Las verdes montañas, los pacíficos lagos como el Königsee, las bonitas vacas de la región de Allgäu, los viñedos de pueblecitos pintorescos como Sommerhausen, las casas con entramado de madera de Schwäbisch Hall, las célebres calles de Weimar por las que pasaron personajes como Goethe o Schiller son recuerdos del pasado.



El Selbstbedienung, la relajación y la generalmente buena cara hacia los demás (aunque sólo sea exteriormente pero que a ti te alegra un poco el día) las echaré de menos. Puesto que aquí volveré a ver esa especie de mala gana y depresión en muchos funcionarios y personas que trabajan de cara al público, esas quejas sin sentido porque son silenciadas por el propio conformismo y el miedo a los cambios; ese poco respeto hacia los demás y hacia lo que es de todos (ojo, capullos hay en todas partes, me refiero a una mayoría de la sociedad) que impide en cierta forma tener confianza (nunca el Selbstbedienung tendría cabida en nuestro país, la gente no sólo no echaría el dinero en la caja, sino que se llevaría toda la mercancía e incluso la caja con el dinero si tuviese algo). También como decía un amigo en Alemania, hay que elogiar esa posibilidad de vestir diferente o hacer algo distinto sin que todo el mundo te mire o critique como por ejemplo "esos pies descalzos". En fin, diferencias de sociedades. De todas se sacan cosas buenas y malas.

De vuelta a mi ciudad me encuentro con "otra" Zaragoza. He recibido visita y me ha ilusionado enseñarles tanto el casco histórico como la Expo, porque gracias a ésta última o al motivo de su celebración tenemos un pequeño toque de modernidad que faltaba y que sólo se esbozaba en el Centro de Historia.



En cuanto a la Expo, largas filas y mucho calor el día que fui. Países que se lo han currado como Corea, Japón, Alemania o Kazajstán (de los que he visto mis favoritos) y otros que dejan bastante que desear, es el caso de Libia, India, Austria, Bélgica, etc.



Por supuesto, tenía que entrar en el de Turquía en el cual además no había cola cuando fui. Han traído una serie de réplicas de fuentes, algún traje típico, y un pequeño hammam. (Jiji, estaría mejor si se pudiera probar :)). Tal vez lo que más agrada a los visitantes son las colinas de césped en las que uno puede tumbarse y quizás cerrar los ojos para buscar entre los recuerdos el verde de Bursa, las costas de Antalya, el azul del Bósforo o el paisaje lunar de Capadocia. Al final del pabellón hay un pequeño taller de ebru.

fotos:samimi

Etiquetas: cultura, sociedad

Publicado por samimi el martes, agosto 19, 2008 a las 13:24 | Permalink