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Mezquita de Solimán /Süleymaniye Camii

Este impresionante complejo (külliye) financiado por el sultán Süleyman fue construido entre los años 1550 y 1557 por como no, el gran arquitecto Mimar Sinan. Se considera una de sus obras maestras junto con la mezquita de Selimiye en Edirne.

Un patio exterior separaba la monumental mezquita y los dos mausoleos en los que se encuentran las tumbas del sultán Süleyman y su mujer Haseki Hürrem, de cuatro madrasas generales. Esas cuatro madrasas estaban dedicadas a la enseñanza de las cuatro escuelas de ley sunní. Contaba con dos madrasas más, una estaba especializada en la enseñanza de la medicina y otra en el hadith. Había una escuela de Koran para los niños, un hospital, un albergue o asilo, una cocina pública, un hammam (baño turco), caravanserai y varias tiendas. También se encuentra la tumba del creador de esta obra, a un lado del complejo.

Esta construcción tenía fines políticos y socioculturales. El hecho de que el albergue estuviese separado de la mezquita y de que la mayoría de las dependencias de ésta fueran madrasas sunníes se ve como una sumisión del sufismo al poderoso estado islámico ortodoxo y un aumento de la importancia del islam sunní durante el reinado de Süleyman. Esto tenía sus razones históricas, puesto que el sultán Süleyman sumó a sus territorios del antiguo imperio bizantino y tierras árabes de Asia y África, Mesopotamia central. Este hecho le permitió denominarse califa, pero para que el Imperio Otomano pase a ser un imperio islámico, tuvo que reformar la administración de su imperio adaptándola a la ley islámica. Por supuesto, los profesores de las madrasas, así como su líder, debían colaborar con el sultán. Después de cada plegaria de los viernes, debían compadecer frente al gran visir en su palacio, él cual les aconsejaba.

En las ceremonias religiosas se intentaba además reforzar el poder del sultán y señalar que Dios se lo había concedido. Cada viernes el sultán acudía a la ceremonia religiosa. El día empezaba con un desfile por la ciudad, una especie de procesión en la que participaban los jenízaros (la guardia personal del sultán), los cuatro pashas y demás altos cargos. Todos vestidos con sus mejores galas. El sultán era saludado por el pueblo, él cual inclinaba su cabeza a su paso. Él entraba a la mezquita por una rampa en el lado este cruzando la puerta real, mientras que su corte lo hacía por otro lado. Después de terminar la plegaria, volvería a su palacio del mismo modo que había venido.



La obra entera fue construida como un símbolo del paraíso. Desde los motivos florales de la pared, las vidrieras formadas por infinidad de cristales tintados que dejan entrar la luz divina, la blancura de las paredes así como la del minbar y el mihrab de mármol blanco que acentúan esa luminosidad, la fuente del patio que representa a la Kawthar (fuente de agua en el paraíso hasta la cual fluyen los ríos celestiales), así como las inscripciones, hablan de él. Parece ser además que este gran complejo se parece y relaciona con el templo de Salomón, personaje en el que estaba muy interesado el sultán Süleyman.

Pero ¿qué hace diferente esta impresionante obra? Realmente la mezquita por sí misma no es más que una suma de experimentos anteriores, es decir, nada nuevo. Sin embargo, los motivos arquitectónicos tradicionales son usados en una síntesis creativa y una monumentalización de formas arquitectónicas que habían sido acumuladas desde el reinado de Murad II (1421-1451). Su plano geométrico está perfectamente adaptado al terreno inclinado. 74 metros de altura y cuatro de diámetro, hacen de esta obra la más grande de Sinan. Para los otomanos la cúpula era algo muy importante. Los turcos eran nómadas de las estepas de Mongolia que vivían en yurtas, unas tiendas de filtro circulares cubiertas por una bóveda. Posteriormente se convertirían al Islam, pero esa idea de la bóveda y la cúpula quedarían en su pensamiento. En este caso Sinan construyó una gran cúpula soportada por dos medias cúpulas fijándose en Santa Sofía. La planta era cuadrada, un círculo encerrado en un cuadrado, un símbolo antiguo turco que evoca la cúpula celestial y la Tierra. Dos grandes arcos con los tímpanos abiertos por 23 ventanas sostienen la cúpula por los lados norte y sur. Los cuatro enormes pilares sobre los que se asientan están reforzados por contrafuertes integrados en los muros como un simple elemento decorativo. Todo esto permite tener una gran sala para la oración de 70X61m, bajo la cúpula de más de 26m de diámetro y casi 50 de alto.



Tiene una especie de efecto simbólico al que contribuyen su enorme escala, su piedra multicolor y sus cuatro minaretes. Hemos hablado de ese terreno inclinado en el que se encuentra, y es que está situada en la tercera colina más alta de Estambul. Desde ella se puede contemplar el Cuerno de Oro, el Bósforo, el Palacio Topkapi, Üsküdar, Galata; en definitiva, domina la ciudad.

Desgraciadamente poco queda de la decoración original. Un incendio en 1660 y un terremoto en 1766, acabaron con ella. En el siglo XIX fue redecorada en un estilo horrible barroco-rococo de carácter europeo por Fossati. Sin embargo, esto se tapó y durante 1959 y 1969 se volvió a decorar siguiendo el estilo original y utilizando como ejemplo diseños de esa época de Süleyman.

Fuente: The Süleymaniye Complex in Istanbul: An Interpretation. Gülru Necipoğlu-Kafadar. 1985.

Fotos: samimi

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