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Monasterio de Fitero

Lugar codiciado por reyes, papas y señores, el monasterio de Fitero luce orgulloso méritos de gloriosos recuerdos militares y honores de primerizos nacimientos. Su fundación en 1140 supone la primera referencia de la orden cisterciense en la Península Ibérica, aún en vida del propio San Bernardo, creador de la orden. Desde aquí se creó y organizó la orden militar de Calatrava en 1158, dedicada a la defensa de la plaza del mismo nombre y fundada por San Raimundo.

Las obras del monasterio se iniciaron en 1175 (los monjes se mudaron a un lugar un poco más cálido) por la cabecera, construyendo las naves en el siglo XIII, y dándose por acabado en 1347, cuando el arzobispo de Toledo Rodrigo Ximénez de Rada, impetró bula de indulgencia de Inocencio IV para aquellos que los visitasen en el día de su dedicación. En el edificio se observan dos épocas constructivas: la medieval, siglos XII y XIII y la moderna, siglos XVI y XVII. En aquélla, se levantó el templo abacial, la sala capitular, dormitorio y refectorio (actual casa de cultura y cine, muy curioso escuchar música heavy mientras estás en el claustro). En ésta, se edificó claustro y sobreclaustro, palacio abacial, convento hospedería (actual ayuntamiento), sacristía, biblioteca (que junto a la cocina forman un museo) y la capilla de la Virgen de la Barda.

La planta se desarrolla según las iglesias abaciales de los cenobios franceses de Clairvaux y Pontigny. Presenta una gran cruz latina con tres naves, cabecera de girola con cinco capillas radiales, siendo la más grande la central, y capillas con ábsides semicirculares adosados a los brazos de la cruz. Los alzados se apoyan en grandes pilares cruciformes, pares de semicolumnas adosadas en los frentes y columnillas en los codillos. Rodeando la capilla mayor, se utilizan unos grandes fustes cilíndricos donde apoyan arcos apuntados y las nervaduras de las cubiertas, protogótico que anuncia lo que, años más tarde, se hizo en la Colegiata de Roncesvalles.



A partir del siglo XVI se construyeron nuevas dependencias. La capilla bautismal se levantó aneja a la nave de la epístola, cuando se formó Fitero como pueblo y era preciso una parroquia para administrar los sacramentos. A finales de siglo se levantó el coro alto a los pies del templo, sustituyendo otro medieval sito en el centro de la nave mayor. Del segundo cuarto del XVI, es la sacristía y la capilla de la Virgen de Barda, de estilo barroco. La sacristía es rectangular con tres brazos cubiertos por bóvedas de medio cañón con lunetos. El barroquismo se lo otorgan las pilastras suspendidas con placados y golpes de yesería y las ménsulas de angelotes de las esquinas, además de las cornucopias, la mesa rococó y los florones dorados del techo. La capilla de la Virgen de la Barda se construyó entre 1732 y 1736.

fotógrafa:samimi

Visitarlo actualmente es todavía más recomendable ya que cuenta con la exposición "Fitero, el legado de un monasterio" en concordancia con la que tuvo lugar en la cercana Tudela "Tudela, el legado de una catedral", de la que más adelante hablaremos. Agradable también para pasar unos días su balneario en cuyos baños termales nació en 1600 el virrey y obispo Juan de Palafox y Mendoza. Dicen que estas aguas han curado a muchos personajes incluido el papa Benedicto XV. El gran escritor Adolfo Bécquer disfrutó de ellas y se inspiró en Fitero para escribir "El miserere", "La fe salva" y "La cueva de la mora".

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Esperare impaciente a que hablas de Tudela, así aprendo algo, que como suele pasar he visitado pocas cosas de mi propia ciudad.

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